Errores Avisados
12:03 | Author: Urbano
- Anoche tuve un sueno… y fue contigo…
- Aja… y que te sonaste?
- Fue una especie de pesadilla.
- Bueno… pues cuéntamelo.
- Íbamos en mi carro, estabas del lado del copiloto y todo estaba en penumbras. Cruzábamos el tramo oscuro y peligroso que hay que atravesar para llega a mi casa. Y de pronto tú me pides que me detenga. Fue algo extraño, era como si ya no fueras tú. Era como si fueras un vendedor, al menos eso percibí. Solo me dijiste que entregarías algo y me avisarías cuando tuviera que correr. Cuando dijiste eso el miedo se apodero de mi, era como si estuviera en un gran peligro. En ese momento nos desmontamos del carro, en la oscuridad del lugar, a lo lejos vi dos siluetas, eran dos hombres que caminaban lentamente hacia nosotros, las luces de los vehículos alumbraban a los dos individuos, no podía distinguir sus caras pero tenían un aspecto de ultratumba.
- Como estaban vestidos? Tenían ropa gris?
- Si! Vestían de colores grises. De pronto tú sacaste algo de los bolsillos y lo lanzaste a pocos metros de nosotros y me diste el aviso de que corriera. Yo corrí desesperadamente pero sentía que no avanzaba. Curiosamente corrí en dirección hacia los dos hombres que emanaban un terror incontrolable. Les pase bastante cerca pero ellos no reaccionaron. En medio de la oscuridad yo comencé a pedir ayuda, pero los vehículos no se detenían, al mirar hacia tras pude ver que los hombres grises se dirigían lentamente hacia mi. Seguí intentando detener algún cristiano que se apiadara de mi agonía, hasta que vi uno con aspecto de vehículo publico y se detuvo, subí preocupado por ti, porque no te volví a ver y con el golpe al cerrar la vieja puerta del vehículo desperté. Que extraño verdad?
- Si…



Arturo acompañaba a Luis en horas de la madrugada a su casa, habían tenido una noche de fiesta y Arturo no se sentía bien. Luis vivía retirado de la ciudad y tenia que atravesar lugares peligrosos y oscuros.

- Tengo la garganta muy seca y amarga, dame un poco de tu trago que el mío se termino.
- Arturo, será mejor que dejes de tomar, que estas muy mal, estas temblando mucho, busca una paleta en la guantera y déjame concentrarme que vamos a pasar un tramo muy oscuro y peligroso, tengo que mantener los ojos abiertos. Espero que no te haya quedado nada, vamos para mi casa y mi mama todo lo revisa.
- La cabeza me da vueltas, maneja más despacio…
- Ya te dije, no me gusta andar despacio en esta parte del camino, es peligrosa.
- PARATE!!! PARATE!!!
- Que pasa!!?
- Quiero vomitar!!
- No puedes esperar llegar a casa?

Arturo saca medio cuerpo del vehículo y empieza a vomitar sin control. Luis rápidamente lo sujeta por las piernas para evitar que cayera de la ventana del carro, y sin más remedio se detiene.

Se desmonta rápidamente del carro para socorrer a su amigo que se había dormido después de haber vaciado su estomago involuntariamente. Ahora Luis se percata de la oscuridad del lugar y de lo peligroso que era estar ahí a esas horas.

Sin esperarlo vislumbra a lo lejos algo que le estremeció el corazón y activo su instinto de supervivencia. Eran dos siluetas que se acercaban lentamente al vehículo. El sabia que tenían que correr, pero Arturo estaba inconsciente y con medio cuerpo fuera del vehículo. Las siluetas se acercaban y Luis debía actuar rápido. El terror de ser agredido nublo sus pensamientos, atina a abrir la puerta del carro para poder manejar a su amigo y sentarlo en el asiento delantero, pero Arturo callo sin remedio en el pavimento.

- Arturo! Despierta!!

Pero no respondía, su cuerpo inerte yacía en el pavimento de aquella calle oscura y Luis debía tomar una decisión. Debía buscar ayuda o enfrentar aquellas dos siluetas que se acercaban lentamente hacia ellos. El observo con cuidado a los dos hombres, las luces de los vehículos que pasaban alumbraban aquellos uniformes grises de la policía de la ciudad. Cuando Luis se percato que eran policías su corazón siguió agitado y sus miedos eran otros. Corrió sin pensarlo hacia donde ellos estaban, dejando a Arturo tendido en el suelo y cerrando la puerta tan fuerte que su amigo inconsciente casi despierta de donde estaba sumergido. Luis lo pateo y le dijo que no se moviera.

- Oficiales como están!
- Hola joven! Me imagino que se asusto porque no sabía que éramos policías.
- No se imaginan!! Creí que eran asaltantes.
- Y por que se detuvo en un lugar tan peligroso?
- Bueno, golpee una piedra y creí que la yanta se había explotado.
- Ok! Entendemos, si gusta le podemos ayudar a cambiarla y así se sentirá mas seguro, estamos patrullando la zona y ya nos íbamos. Además lo notamos un poco nervioso todavía.

Los oficiales sintieron la tensión del joven, su comportamiento gritaba que ocultaba algo, Luis respondió que ya no estaba nervioso que se sentía seguro con ellos patrullando la zona pero titubeo en varias palabras y esto motivo a los oficiales a indagar.

- Podemos revisar los documentos?
- Claro oficial!! – Luis muestra su licencia de conducir y su identificación.
- Necesitamos ver también los documentos del vehículo.
- Están en el vehículo oficial.
- Vamos a buscarlos.

El pánico se apodero de su capacidad de discernimiento, ya no podía pensar con claridad. El sabia que bajo ninguna circunstancia podía dejar que los policías inspeccionaran su carro y mucho menos dejar que vieran a su amigo tirado en el piso. Se dirigieron al carro y Luis astutamente hizo que se colocaran del lado del la puertas del chofer. El rogaba a todos los santos que Arturo no despertara.

- Aquí esta el seguro y la matricula oficial?
- Veo que todo esta en orden, puede abrir su baúl?
- Claro…

Arturo empieza despertar con un ligero quejido, en ese instante Luis cierra fuertemente su puerta para que los oficiales no escucharan el gemido.

- Y donde dio la piedra?
- Del lado del chofer, vengan a ver…

Luis le muestra un golpe que ya el carro tenia y el no había arreglado.

- Tuvo suerte que la piedra no le diera en el cristal.
- Si! Gracias a dios que no.
- Joven ya es muy tarde le recomiendo que se marche, ya nosotros terminamos nuestra ronda.
- Gracias oficiales!!

Ellos esperan que el suba al auto y se marche y Luis se queda estático esperando que ellos se despidan para el poder entrar a Arturo al carro ya que el imaginaba que estaba sonando en nubecitas de colores. Luis procesaba miles de alternativas para poder llevarse a su amigo, pero ningunas la creía conveniente. Solo atina a subir al carro y encenderlo y esperar que los guardias se alejaran para el rápidamente subir a Arturo al vehículo, la distancia de los policía le daría tiempo a escapara a toda prisa ya con su amigo en el carro. Decide poner en marcha su plan. Se acerca a los policías y con toda la educación que recordaba se despide agradeciendo su ayuda.

- No se preocupe jovencito, estamos aquí para ayudarle. A demás siempre es un placer ayudar a jóvenes sanos como usted. Es difícil encontrarse con jóvenes educados y centrados, Mi nombre es Sargento Franklin, a las órdenes.

La conciencia de Luis se contrariaba con las palabras de aquel Sargento ya que el subiría a su carro a una persona inconsciente y huiría a toda velocidad, pero no era momento de parpadear y mucho menos para moralismos, su amigo estaba tirado en el pavimento y el tenia que llevárselo. Debía actuar rápido. Era tiempo de escapar.

Sube calmadamente al vehículo y enciende el motor. Esperando que los oficiales se alejaran lo suficiente para el tener tiempo de subir el cuerpo inerte. Los segundos parecían horas y los oficiales se alejaban muy lentamente.

- Vas a arrancar o nos quedaremos aquí toda la noche, a esperar que vengan otros tipos de ultratumba?

Luis no supo que sintió en ese momento, si feliz porque su amigo ya estaba en el carro o pasmado del susto por esa voz que retumbo de la parte de atrás del vehículo. Solo acelero en silencio y pensaba que en unos años se reiría de tal susto donde puso todo lo que había logrado en su vida en peligro.

Cuando llego a la cochera de su casa pensó que a ciertas edades ya no te puedes permitir ciertos errores y mas aun cuando estas avisado de que estas cerca de cometerlos.
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