¡Mami! Tranquila… Sobeida
19:40 | Author: Urbano
La lluvia azotaba sin piedad el canal de La Mona, mientras ella era flagelada por otras cosas que martillaban su cabeza: La condena inapelable de no volver a ver a Figueroa Agosto, su destino en la cárcel de Najayo y las ultimas palabras que escucho de su amado protector: - “¡Mami! Tranquila…! Todo acabo.”

Para ella su vida, aparentemente, había acabado. Ya no tenia ni vestigios de su libertad y sin mencionar el sobresalto de recordarse que su vida esta al filo de la navaja. Su carga eran mas pesada al no estar a su lado, prefería morir al no estar bajo la protección de su querido Agosto, tan caliente como su tocayo, el mes de verano en el caribe.

En lo más profundo de sí, no le temía a la muerte. Mientras un pensamiento ganó terreno delante todos los otros que la atormentaba. Abrió su cartera Louis Vuitton y busco sus caros maquillajes, sin sonreír, sin decir palabra, empezó a retocarse y las palabras que daban forma a la idea, ahora claras en su cabeza, rezaban: “El instante después de la muerte puede ser la gran sorpresa que me tiene guardada la vida.” Guardo con mucha tranquilidad todos los utensilios y en el fondo de la cartera se topo con uno de extraña forma, no recordaba haberlo comprado, pero ahí yacía el frasco. Sin embargo ella estaba demasiado abatida para probar maquillajes y el tubito negro con tapa roja lo coloco en el bolsillo superior de su gloriosa cartera.

Un chirrido acompañado de una leve turbulencia le espanto, recordándole que ya había llegado a Santo Domingo. Cuando fue abierta la compuerta del avión llovía a cantaros, pero igual fue recibida como un mandatario de estado, por las cantidades exageradas de militares con caras de incompetentes. Ella sonrío. Bajo junto al fiscal del distrito con el cual comento varios temas en el trayecto. Su serenidad era tal que pareciera que algo tramaba. Pero el fiscal estaba confiado, al el oír las palabras de Figueroa: -“!Mami! ¡Tranquila! Todo acabo…”

Al bajar se percato que había aterrizado en el Aeropuerto Internacional de las Américas y no en la Base Aérea de San Isidro, esto la inquieto. Le colocaron un casco y un chaleco antibalas que no hacían juego con su cartera y la condujeron a una jeepeta Ssangyoung y en conjunto una caravana de jeepetas, hacía quince vehículos en total. Tomaron la autopista Las Américas rombo a la cárcel de Najayo a toda velocidad.

Sobeida estaba sentada en el asiento trasero, con un militar encapuchado a cada lado, el chofe y un copiloto. Mientras avanzaban el silencio se hizo sepulcral, como si se concentrara, ensimismada en sus pensamientos mirando al cielo por la ventanilla superior del vehiculo. Uno de los militares la observo con suspicacia pero ella no se inmuto.

Un zumbido que al parecer le era familiar, la hizo pestañar rápidamente, como si saliera de un trance, se mantuvo con la vista fija al cielo y espero. La fila de vehículos a alta velocidad se acercaba al túnel de Las Américas bajo la lluvia espeluznante. La carretera estaba oscuras, típico en la ciudad de Santo Domingo y más aun en días de lluvia. Mas adelante a lo lejos ya se vislumbraba las luces del túnel. En ese instante un helicóptero, tan negro como un cuervo, descendió desde las oscuras nubes justamente encima de la caravana de seguridad en pleno movimiento. Justamente a unos cuantos metros encima del vehiculo donde iba Sobeida saltaron como lagartos azabaches. Cuatro hombres a ráppel, fornido y con vestimentas blindadas. Sin titubeo alguno y sin cabida a ningún margen de error se acoplaron a las defensas del vehiculo, uno en cada esquina. Cuando los otros vehiculo en la caravana se percataron de lo que pasaba, ya los cuatro lagartos escalaban por las sogas ahora ancladas a las defensas de la jeepeta. Toda la caravana acelero entorno al vehiculo apresado y disparaban al helicóptero, el cual solo era ubicaban por el zumbido y las sogas. Los lagartos ya no se veían trepando. La caravana seguía avanzando a gran velocidad para huir y buscar la seguridad del túnel.

La jeepeta nunca hizo intento de resistirse y siguió avanzando hacia la entrada del túnel mientras que los otros vehículos le seguían y disparaban al helicóptero. Por radio solo se oían a los militare decir que todo estaba controlado que cuando llegaran la túnel Soseída estaría a salvo y solicitaban refuerzos. Apostaban a que el cuervo soltara las amarras para evitar estrellarse.

A unos cuantos metros del gran umbral iluminado uno de los militares que disparaba desde la ventanilla de unos de los vehículos de la caravana, noto que las gomas de la jeepeta no tocaban el pavimento, y que seguía siendo dirigida hacia el túnel. Alarmado alerto a todos, tenían que detenerla. Trataban de llamar a los custodios de Sobeida pero no contestaban.

Mientras el vehiculo se dirigía suspendido a pocos centímetros del asfalto toda la caravana se encarrilaba en las vías del túnel sin oportunidad de desvío ni retorno alguno y fue cuando a escasos metros de la boca iluminada la Ssangyoung se elevo.

El zumbido del helicóptero de última generación fue sustituido por la algarabía de los militares disgustados, ahora con sus manos vacías y sus catorce vehículos varados en la entrada del túnel. El cuervo desapareció en la tenebrosas nueves de tormenta llevando a rastros su presa.

En algún lugar de los hatos del este de Republica Dominicana, una Ssangyoung descendió de los cielos. Unos minutos después alguien con una mascara extraña abrió la puesta trasera y saco bruscamente el encapuchado que dormía encima del cuerpo inerte de Sobeida. El enmascarado tomo de las manos de la cenicienta el tubito negro con tapa roja desprendida y lo dejo caer en el piso del vehiculo. La saco con cuidado, casi cariño y luego de caminar nos metros se tendió en el suelo. Con ella en su regazo se quito la mascara y le dijo: - ¡Mami! Despierta que estaremos bien.- Sus ojos abrieron y se dijo para sus adentros, palpando su cartera aun colgada de sus antebrazos: - Sabía que tenía que retocarme.-
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