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16:15 | Author: Urbano
No hay sabor más amargo que una perdida, un abandono, una despedida. Entiendo que estas situaciones están intrínsecamente relacionadas en su esencia como parte de la vida y motor incandescente de transformación.

Es inevitable sentirse como la única persona en el universo en esos momentos. Donde todos te miran con mascaras y no puedes más que hundirte buscando refugio y esperar que el astro sol salga por donde se le pegue la gana.

Estas situaciones regularmente vienen acompañada de un atardecer de lluvia sin paraguas, o peor aun, de días descaradamente soleados, sin que el astro se conduela y se oculte de luto. ¿Es el final?

Cada final es un nuevo comienzo, la pura convicción de un renacer. Todo se transforma o desaparece. No dejes que tus pasos cansados boicoteen tu camino. Tu destino. Es el momento de dejar el daltonismo y ver el mundo de colores. Drena la energía del descarado astro Sol o bautízate con el agua de ese día sin paraguas.

Despídete con dignidad, derrama esas lágrimas amargas que lubricaran el forjado de esa nueva obra de arte. Toma las cosas que necesitas con solemnidad para emprender un nuevo viaje.

Dale un abrazo a tu opresor, ese que forzó tu transformación. Agradécele porque él te encerró en tu invierno. Invernas para la primavera. Una primavera inminente. Brillaras.
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