Fabricante de fantasía
7:54 | Author: Urbano
Una carcajada estallo en el auricular de su teléfono, ella también empezó a reír incontrolablemente, habían pasado ya cuatro horas de haber empezado la conversación.

- ¡Estas loco! Debe de faltarte un tornillo, mejor dicho tres tornillos.
Al oír esto el dejo de reír y en una forma seria contesto: -Oíste esa frase que acaba de decir, no la olvides…
Un silencio les acompaño por varios segundos y después volvieron a estallar en carcajadas.
- De acuerdo, no la olvidare… ¿Por qué no quieres que lo olvide?
- No te preocupes solo recuérdalo…

Su celular la despertó temprano aquella mañana, salto de la cama para ver si el nombre que revelaba la pantalla era el de la persona que había ocupado sus sueños aquella noche. Su cara al ver el cuadro de luz fue de desilusión, era un mensaje promocional. No podía creer que no haya recibido su llamada después de aquella noche. Miro el reloj y se percato que eran las 8:23 am, se dijo para sus adentro que era aun muy temprano para que la llamara y decidió rendirse nuevamente en los brazos de Morfeo.

Su inseguridad hizo trizas su razón, eran las 10:36 a.m. y no pudo volver a dormir, acostumbraba despertarse tarde pero ese día le fue imposible. Tendida en su cama comenzó a recordar todo lo sucedido la noche anterior, había conocido a un chico muy poco usual. Era extranjero, amable y muy educado, alguien importante, profesor de literatura francesa, y sobre todo joven, de unos escasos treinta y un anos, para su sorpresa podía mantener una conversación inteligente por más de diez minutos. Ella siempre espero conocer a alguien así, pero esta vez, ella no puedo mantener una conversación digna por más de cinco minutos. ¿Nerviosa?... tal ves…

Aquel viernes lluvioso de navidad, habían ido a la zona colonial de Santo Domingo, su parte favorita de la ciudad. Cuando caminaban hacia el Alcazar de Cristóbal Colon, una leve llovizna comenzó a caer. Ella le dijo que caminara más rápido para poder llegar al Alcazar y guarecerse del cernidillo. El la detuvo del brazo con suavidad, sacando un paraguas de su bulto de viajero, cuyo cinto cruzaba su pecho. Abrió el paraguas y le invito a que se guareciera debajo de el, ella tuvo que acercarse mucho a su pecho, en ese momento sintió su olor, su calor y al instante su corazón empezó a latir mas rápido. Se sintió avergonzada de que un extranjero estuviera más preparado para el cambiante clima de su país.

El le invito a ir al Museo del Ron en la calle Isabel la Católica, cerca del Alcazar, ahí se sentaron y degustaron de la mejor cerveza del país. El le comentaba que había viajado mucho, que estuvo todo un ano sabático en Francia para aprender el acento y que su nacionalidad era canadiense perteneciente a la parte francesa. Para ella fue gratificante estar sentada a la mesa con una persona tan interesante. Hablaron de libros y de varios autores. Ella llevaba una recopilación de obras de Oscar Wilde, el canadiense lo tomo en sus manos y le hizo un breve resumen de cada uno de los cinco libros de Wilde. Era evidente que el chico latino con cultura canadiense y galantería francesa era muy culto, y noto que había quedo pérdida en sus ojos negro azabaches ocultados por sus lentes de pasta con aire intelectual.

Cuando logro articular palabra pudo hablarle que quería ser escritora, que trataba de manejar el arte de escribir cuentos y pretendía concursar en varios certámenes internacionales el siguiente año. Le contaba que era profesional en el área de la comunicación y que actualmente estaba escribiendo unos manuales para un instituto reconocido del país. Le hablo de su página web, donde publicaba todo lo que escribía. En ese instante el pregunto si le gustaba mucho escribir para su pagina, ella contesto que si, cuestionando el objetivo de su pregunta, a lo que el respondió que cuando empezó hablar de su pagina sus ojos se iluminaron.

Cuando el dio su ultimo sorbo de cerveza le pregunto si tenia hambre, para invitarla a cenar, le dijo que conocía un lugar muy bueno por ahí cerca, llamado Falafel, era un restauran de comida árabe recién remodelado, ubicado en la calle Sánchez con Padre Billini en la misma Zona Colonial. Ella en verdad no tenia hambre y no podía decirle que tenia el estomago lleno de mariposas, además seria de mal gusto rechazar la invitación de tan galante extranjero. Antes de irse le dijo que iría al tocador, estaba tan extasiada en aquella cita que entro por el lado equivocado dando la vuelta al museo y apareciendo en el mismo lugar, encontrándose con aquel joven apuesto con modales de caballero francés. Al parecer el había ido varias veces a aquel museo del ron, ya que le indico el camino correcto para llegar al baño. Al entrar al tocador ella no dejaba de pensar de lo entupida que se estaba portando, se decía constantemente que se supone que el es un extranjero con solo cinco meses en el país y ya había elegido dos excelentes lugares y en cima de todo eso, el le había indicado la dirección correcta del baño en uno de los establecimientos.

Salieron en silencio del Museo de Ron. La lluvia había cesado y el dejo que ella caminara delante dibujándosele una pequeña sonrisa en aquella boca pequeña y rosada que de seguro conocía el arte del famoso beso francés. Se dirigieron despacio al vehiculo, ella comentaba algunos detalles de la historia de la cana y la danzas de los millones, pensó que de alguna manera tendría que hacer ver que ella tenia algo en la cabeza.

Ella nuevamente se disculpo del estado sucio de su vehiculo alegando que acababa de salir del taller mecánico, pero en realidad ese era el estado natural de su coche. Condujo con más prudencia que vergüenza por las calles estrechas y entaponadas de la Zona Colonial a esas horas de la noche. Llegaron al lugar y ella se parquea con gracia y destreza. Entran al restaurante, al subir los pocos escalones de la entrada el rosa suavemente su espalda guiándola hasta una de las mesas del remodelado lugar. Ella rompió el silencio explicándole que ese restauran era mas pequeño y al parecer había cambiado de administración, el pareció no importarle el comentario y pregunto donde estaba el baño.

Al llegar la mesera el la mira y le solicita los menú, la mesera contesta que todavía no están listos, por causa de la remodelación, al parecer conocía el menú y ordeno una entrada y su plato principal, ella ordeno lo mismo a la mesera. Al partir la empleada el introdujo el tema de sus vacaciones. Anteriormente ella le había comentado que se iría con toda su familia por 4 días a las montanas, agregando que si lo hubiera conocido antes le hubiera invitado, el contesto que tenía una idea mejor, y que tendría que cambiar sus planes. Planeo rápidamente un fin de semana con el. Le dijo que como en su casa no habría nadie se podían quedar los dos solos. El cocinaría y que también tendrían tiempo de trabajar, el tenia que revisar algunas traducciones y ella tenia que escribir sus cuentos. Solo pudo reírse a tan tentadora propuesta. La entrada llego, era Humus.

El le invito a probar al mismo tiempo que tomaba un trocito de pampita ungiéndolo en el patee y llevándoselo a la boca, ella le imito. Cuando los pedacitos de pan árabe se agotaron el deslizo con gracia su dedo índice en la pasta de garbanzos para luego llevárselo a la boca. Rosas rojas se agitaron en su sangre haciendo que sus pómulos se sonrojaran, el lo noto y pregunto si le estaba avergonzando, a lo que ella contesto que en lo absoluto, sabia que ese tipo de comida originalmente se comía con las manos. En realidad otro fue le motivo que hizo que sus mejillas se sonrojaran.

Tomo una servilleta y mientra limpiaba su dedo le dijo que había traído un regalo para ella. Introduce su mano en el bolsillo derecho y le aclara que no se preocupe que no era dinero. Los dos rieron. Una pequeña bolsa plástica sale de sus pantalones y con una sonrisa que la desarmo extiende sus manos hasta colocarlo en su servicio puesto en la mesa.

Las rosas nuevamente se agitaron es su sangre, le pregunto a que se debía ese regalo, a lo que el contesto que era su responsabilidad cuidar de ellos, tendría que entregárselo cuando el no necesitara. Ella con cuidado empezó abrir el regalo preguntándose que escondía aquella bolsita, al abrirlo los dos empezaron a reír. Aquel detalle le desato unas ganas irresistible de besarlo, se abalanzo hacia el con ternura, tocando delicadamente su pecho, lo beso. Ella intento retirarse y el la sujeto por la cintura y la beso nuevamente.

Después de aquellos besos donde sintieron que todo el restaurante desapareció a su alrededor, ella solo escuchaba su voz, haciéndole propuestas como si se enamoraban pasarían el resto de sus vidas juntos, que vivirían en los países fríos y que seria todo como en los cuentos de hadas. Ella le escuchaba atentamente sintiendo las nueves blancas y esponjosas en sus pies.

Ella visualizo como un ángel se acercaba volando con grandes alas a su mesa y traía consigo dos recipientes de aluminio, dentro de cada uno, un falafel envuelto en una funda plástica, blanca con franjas azules y diciendo aquí esta su orden. La mesera dejo la comida y se retiro al sentir la tensión que se sentía estar en esa mesa. Comieron en silencio y sin prisa, los dos sabían lo que pasaría cuando salieran de aquel lugar.

Alguien toco la puerta de su habitación, despertándola del trance donde la sumergieron los recuerdos de la noche anterior. Segundos antes sus manos se habían tornado traviesas al recordad el final de la velada, pero la puerta las retuvo.

Su hermana entro acostándose con ella en la cama. Con una sonrisa reprochaba la hora que llego a casa, 3:40 de la madrugada. Ella le miro con una cara descabellada. Su hermana le pregunto si le había llamado, a lo que ella respondió con un no sin palabras, mirando fijamente el regalo de aquel chico, con el cual sus dedos ahora jugaban. Levantándose de la cama, Su hermana le dijo que no se preocupara que si la noche fue buena el llamara y en el umbral de la puerta se detuvo, preguntando:
- ¿que haces con esos tornillos en la cama?
Dos semanas pasaron y el latino de nacionalidad canadiense y modales franceses nunca llamo ni contesto sus llamadas, solo desapareció entre las nubes del paraíso que el creo para ella, dejándole solo el recuerdo de su poca cordura.
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4 comentarios:

On 12 de febrero de 2009, 17:10 , Anónimo dijo...

Se quedo ella con su cordura, con la posibilidad de hacerlo sensato, y él a sabiendas de que podía seguir perdiendo tuercas y tornillos a su lado, y ser desarmado, huyó con la huella estampada de los besos deseados.
Muy buena historia urbana!

 
On 2 de marzo de 2009, 21:17 , Anónimo dijo...

WOW! me ha encantado!

 
On 2 de marzo de 2009, 21:17 , Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
 
On 11 de marzo de 2009, 8:24 , Anónimo dijo...

Viejo te pasate, buena historia... si hubiese sido con un tiguere no le pasa, por eso e, privando en come shit... tenia que ponele al final y quedo embarazada... ya

 
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