Historias Urbanas

Están en la habitación, las luces bajan sus tonos y solo puedes ver siluetas en la oscuridad romántica. Ellos se tocan y sus labios se rozan con cariño, como si se estuvieran buscando con timidez, pero algo esta pasando en esos corazones que están uno al frente del otro.

Sus dedos tocan los de el, un ligero apretón aumentan el grado de testosterona en el ambiente y sus cuerpos empiezan a calentarse, las ansias y el deseo crecen conforme pasan los segundos, quieren conocerse, quieren agradarse, quieren que esto sea algo sin precedentes. Ellos se miran a los ojos y se piden la aprobación para seguir adelante, un – tu quieres? …un: Si….un: y tu? … un: también!

Todo se funde, sus alientos, su sudor, sus sentimientos, sus cuerpos, sus sexos. Son uno solo, y los disfrutan, están conectados y quieren que no se acabe, la agitación es inevitable. Se escuchan gemido, un pequeño grito de placer, un: cuidado! Me duele, pero sigue.

Minutos que corren a la velocidad de la luz. No quieren que termine, pero es inevitable, la adrenalina sube hasta el tope, sus movimientos pierden sentido, la cama grita en coro con ellos y de pronto todo se detiene y sus cuerpos caen sin vida uno en cima del otro. Solo el elixir de la vida y las gotas de sudor se deslizan buscando las sabanas. En la habitación solo se escucha el sonido de sus pulmones tratando de oxigenar la sangre que le dio vida a los actores principales que ahora duermen.