Secretos de una dinastia
14:33 | Author: Urbano
- No puedes pedirme eso, deja las cosas como están…
- NO!! Harás lo que te digo y debes de obedecerme!!
- Los dioses te castigaran por eso y tus ancestros se revolcarán en sus tumbas.
- Eso son mis problemas! Ahora tienes que hacer lo que te digo para que la profecía se cumpla a mi favor. – unas carcajadas siniestra rompe el silencio del gigantesco lugar.
- No sabes lo que estas haciendo!! – sin decir mas, el anciano se retira consumido por la tristeza y resignado a obedecer.


Cuenta la historia que en una aldea a las afueras de un gran imperio, con firmes creencias y fuertes supersticiones, existía un niño que trataba de sobrevivir de la mano de su abuelo. Para ellos la vida nunca fue fácil. Kuan Yi perdió a sus padres cuando aun era un bebe, para el, no saber como perdió a sus progenitores era algo que lo atormentaba. Siempre sospechó que su abuelo sabía lo que paso con ellos pero en su cabeza danzaba la idea de que el pretendía irse a la tumba con aquel secreto.

Una noche sin estrellas que amenazaba tormenta, camina despacio para entregar el encargo que su abuelo le había encomendado.

- Abuelo, como crees que los guardias dejaran entrar a un niño campesino al palacio?
- No te preocupes, mi joven pupilo, solo no te cubras de la lluvia.

Dispuesto a obedecer a su abuelo se aleja de la aldea. El cielo lanzo varias lágrimas las cuales le hicieron caminar más rápido. Ando sin parar hasta llegar al gran palacio de belleza extravagante, donde los colores rojo y bronce destacaban el majestuoso mar de columnas, donde se enroscaban furiosos dragones, los cuales sostenían los altos techos y custodiaban los oscuros secretos del magnifico lugar.

En aquel lugar, inspirado por el sol y la lluvia, gobernaba un gran emperador de una dinastía de tiempos inmemorables. Kuan Yi Entro sin permiso y nadie lo detuvo, era como si el gran emperador le esperara. El niño caminaba por el patio central interior, deslumbrado por la belleza de aquel palacio y sin darse cuenta las nubes cumplieron su amenaza. En ese momento se desato la tormenta. Este patio permitía que la luz del día danzara para el emperador y el agua de las nubes purificara sus decisiones. En ese momento Kuan Yi empieza a correr.

Antorchas adheridas a las majestuosas columnas se encienden como por arte de magia y cuando llega al extremo final del gran patio interior se detiene al ver encendido un gran trono, custodiado por dos gigantescos dragones de bronce, y sentado sin inmutarse por la presencia de aquel niño estaba el gran emperador Mijagui.

- Por que corres del agua? … es solo agua…
El niño quedo en silencio.
- A que le temes?
El silencio se apodera del lugar, el emperador se incorpora y camina hacia el niño que al verlo quedo congelado frente a el. Aquel hombre con aspecto de guerrero, era un gran sabio y estratega, al que aparentemente no le importaba dejar que la lluvia cayera libremente en sus trajes confeccionados con las más finas sedas e hilos de oro.

Veía miedo en los ojos de Kuan Yi, pero más allá de sus pupilas existía una terrible angustia. El Emperador Mijagui Sabia que el miedo era por estar en un lugar donde no debía estar y la angustia era algo que también sabia, pero decidió obviarla.

- No lo se… tal ves no quería mojarme - responde el niño.
- Nunca le corras a la lluvia, es un acto ofensivo a alguien que te da de comer. Acercarte, te contare una historia – El emperador lo invita a subir a su trono sentándolo en sus piernas comienza a relatar la historia.

En los inicios de este gran imperio, estas tierras eran extremadamente áridas y nuestros antepasados hacían lo imposibles por sobrevivir. Cuando las nubes decidían regar la estepa, lo hacían de una forma que destruían todo intento de agricultura. En realidad los aldeanos no tenían muchas alternativas, no podían cultivar la tierra porque no había agua y cuando la había era destructiva. El sol era muy violento con el paisaje. Los sabios de aquellos tiempos decían que el sol y la lluvia estaban disgustados con nuestro pueblo.

Cuenta la leyenda que un buen día la cabeza de mi familia, en ese entonces, decidió hablar con el sol y la lluvia para que terminaran con su disgusto y poder cultivar.

Al amanecer mis ancestros se dirigieron a la cima de la gran montaña para hablar con el sol cuando despertara y con las nubes que estaban en todo su alrededor en aquellas alturas.


En el palacio la voz profunda e inspiradora del emperador retumbaba en todo el lugar que estaba en silencio. Todos los guardianes escuchaban con atención, era emocionante aquella imagen que los guardias contemplaban desde sus puestos. Era un niño campesino, todo mojado, sentado en las piernas de un gran emperador, escuchando con cuidado la historia de su nación.

Mis ancestros intentaron hablar con la lluvia pero las nubes no respondieron. Cuando el sol comenzó a despertar asomando sus poderosos rayos, ellos rogaron por su atención.

- ¿Como osan venir aquí?
- Queremos rogar por su misericordia, sabemos que nuestro pueblo no ha sido agradecido con su bondad y venimos a pedir perdón y a ofrecer un sacrificio.
- Y por que creen que le vamos a escuchar - contestaron las nubes.
- Porque ofreceremos lo más sagrado de nuestra dinastía.
- A que se refieren – contesto el sol
- Daremos en sacrificio a los progenitores del guía de nuestra aldea de cada generación. Condenando así a nuestros lideres a ser bastardos por el resto de los tiempos.

Cuando termino la tertulia el sol no brillo como antes. Sus rayos ya no eran violentos, eran cálidos y al siguiente día, callo una leve llovizna en la estepa, parecía que un agricultor regaba con cariño sus sembradíos.

Al bajar mi familia de la montana, el respetado vocero, es decir el líder de la pequeña aldea descendió con los cadáveres de sus padres a cuestas. Ya estaba decidido que su nieto que procrearía el siguiente gobernante estaba condenado a muerte.


- Es una historia muy triste – agrego Kuan Yi.
- Si, así es, pero es el precio que mi familia tiene que pagar para que nuestra aldea se convirtiera en este gran imperio.

Luego de aquel sacrificio, las tierras comenzaron a brindar alimento y la estepa comenzó a prosperar, hasta el día de hoy han sido tiempos de oro.

- Es una gran historia, ¿por que usted querría que yo la supiera?
- Para que no vuelvas a correr de la lluvia y mucho menos te cubras del sol, por eso existe este gran patio en el centro del palacio, en honor a los grandes dadores de vida de nuestro imperio. En esta sala se toman grandes decisiones y tanto el sol y la lluvia están presente entre nosotros. La lluvia quiso estar aquí contigo escuchando nuestra historia.
- Emperador! Se me olvidaba, mi abuelo me envío a entregarles esta ofrenda para usted es un pato de nuestro criadero. No esperaba entregárselo a usted en persona.
- Gracias! No te preocupes, a veces el destino es impredecible, dale las gracias a tu abuelo.

El Emperador Mijagui acompaño al niño a las grandes puertas del palacio. El niño se alejo, cuando miro hacia tras descubrió que aun el emperador lo observaba con cariño desde el umbral. Todo el camino el niño no dejaba de pensar en la historia que aquel sabio le había contado y se preguntaba si su abuelo la conocía.

- ¡Síganlo!

El niño se interno en la oscuridad bajo la lluvia, esta vez sin importarle que su ropa se mojara, tenia una buena excusa que darle a su abuelo cuando lo viera todo mojado.


- ¿Por que tardaste tanto?
Kuan Yi entra agitado y alegre a la pequeña casa.
- ¡Estaba en el palacio! ¡estuve con el emperador!
- ¿Y te permitieron entrar?
- ¡Solo entre abuelo y no fui detenido! fue como si el me estuviera esperando, ves que no es como dicen en el pueblo, el es un gran hombre, me contó la historia de nuestro país.

En ese instante el abuelo sintió que todas las moléculas de su cuerpo se estremecían de temor, quedo pasmado y corrió hacia Kuan Yi y agitándolo por los brazos le pregunto que le había dicho el emperador.

- ¡Solo me contó una historia!- al niño lo invadió el miedo, nunca había visto a su abuelo de esta manera.
- ¿Que historia?
- Ya le dije abuelo, la historia de nuestro país… -

El niño era todo un manojo de nervios, nunca había visto a su abuelo actuar de esa manera. El anciano entendió que el emperador había puesto en marcha su plan. Era como si sus vidas eran manejadas a su antojo, como si sus destinos ya estuvieran escritos.

- ¿Abuelo por que te pones así?

El anciano trata de tranquilizarse, prepara un poco de te de jazmín y le pide a Kuan Yi que se siente con el a tomar el te.

- Hablemos de la historia que te contó el Emperador Mijagui.
Kuan Yi le narro con gran entusiasmo como los antepasados del emperador han hecho a lo largo de su dinastía aquel sacrificio para que el imperio prosperara. Pero cada ves que el niño avanzaba la historia mas el anciano es preocupaba, era como si un gran secreto estaba a punto de saberse y con el se avecinaban grandes tempestades.

Al avanzar la noche el anciano camino bajo la lluvia sin cubrirse, al llegar al palacio todo mojado camino el mismo camino que Kuan Yi y tan poco fue detenido, era como si en todo su cuerpo gritara que el tenia derecho de entrar.

- Sabia que vendrías, te estaba esperando. Veo que aun recuerda los permisos secretos de entrar al palacio.
- Es solo agua… aquí estoy, ¡quiero que me digas hasta donde piensas llegar!
- Solo cuido nuestros intereses, tu linaje seguirá en el imperio, ¿eso no es lo que querías? Solo hago que nuestra descendencia se empiece a relacionar con el imperio. Yo correré con los riesgos del escándalo pero tu estarás condenado por traicionar a la dinastía, por haber escondido el padre del próximo emperador.

Cada ves que los pensamientos del emperador se convertían en vibración en sus cuerdas vocales, en la mente del anciano pasaban a gran velocidad imágenes de las consecuencias de aquel secreto.

- Percibo que no recuerda nada de lo que paso. ¿tendré que refrescarte la memoria?

El abuelo pasmado no podía articular palabra. Mijagui seguía retorciendo la mente de aquel anciano sin ningún pudor. Era como si al emperador no le importara que la vida de su sobrino estuviera en juego. El anciano no soporto más e intento correr y llevarse lejos a Kuan Yi.

- ¡Deténganlo!

Desde el mar de pilares alrededor del patio central del palacio salieron como sombras los guardianes particulares del emperador, en dos pestañeos el anciano estaba atado de rodillas frente al los dos dragones de bronce.

- ¡vas a escucharme aunque no quieras! ¡Busquen al niño!

Las ordenes retumbaron en el palacio, en este instante la lluvia ceso. Y los opresores desaparecieron en las sombras.

- Mijagui debes parar, ¡es tu sobrino!
- Si querido padre, pero el sacrificio debe de cumplirse.
- ¡No me llames así, que desde hace mucho tiempo dejaste de ser mi hijo!
- No me hagas reír, te he salvado la vida, pero no puedo salvar la de mi querido sobrino. Como puedes notar no tengo hijos esto quiere decir que debo elegir a un miembro de la familia con las condiciones para que pueda procrear el próximo emperador.
- Sabes muy bien que tu llegaras a la edad de ceder el trono antes de que eso suceda, así que el emperador será Kuan Yi y su nieto será el procreador del siguiente emperador. Si ya acabaste con la vida de tu hermano, así que el no tendrá que hacerlo.

Final de 1000-k

- Las cosas se harán a mi manera ya me obedeciste al ocultar a Kuan Yi todos estos años y sabias que este día iba a llegar. Es hora ya de asegurar este trono y dinastía.
- Siempre fuiste cruel y ambicioso. No te importa ni tu propia familia, el trono le pertenecía a tu hermano mayor y acabaste con su vida sin condolerte, y solo por soberbia no quieres que sea su hijo, tu Sobrino, quien te suceda. ¡¿Como puedes…?!
- ¡Ya basta!, no pienses que me van a condoler tus palabras.

Desde lejos ya se escuchaban los gritos desesperados de Kuan Yi, quien no dejaba de clamar y llamar a su abuelo sin saber el peligro que ambos corrían.

Al llegar Kuan Yi se aterra al ver las condiciones en que se encuentra su abuelo, y sin temor ni respeto a la supremacía del rey le exige que lo soltara.

- ¡¿Por que le hace esto a mi abuelo?! Suéltelo, déjelo ir y si alguien debe morir, prefiero que sea yo y no el.
- ¡Oh! pero veo que eres buen martir, igual que tus padres, estoy conmovido…
- ¿Mis padres? Como sabes de mis Padres? ¡Digame!
- No hay nada que decir. Se que recuerdas la historia de ayer. Y aprendiste que para que alguien triunfe, alguien debe morir. Yo triunfé, otros murieron, así es la vida... ¡Cruel!

Las carcajadas de maldad, de aquel siniestro emperador retumbaron en los oídos de todos los dragones que adornaban las grande columnas.

- Mijagui si quieres matarme hazlo, pero antes, ¡todos deben saber la verdad!

- ¡Callate, no te atrevas! ¡Mátenlo!

- ¡No! ¡Abuelo! ¡No!

Kuan Yi lloraba desesperado, pero antes de pronunciar una palabra más, el cielo aparentemente enfurecido lanzó rayos y estallaron poderosos relámpagos como nunca antes en esas tierras. La torrencial lluvia parecía estrellarse con furia sobre todos.

Todos temieron por sus vidas, y escucharon atónitos al abuelo, cuando decía que todo era consecuencia de las maldades de Mijagui, a voces dijo la verdad de cómo había llegado al reino tras haber matado a su hermano.

- Se que debo morir por ser el padre del que ahora es rey, pero prefiero la muerte a seguir viviendo en esta falsa. Solo me has salvado la vida para cuidar de Kuan Yi hasta el momento en que procreara al próximo rey para después matarlo, matarlo igual que como mataste a tu hermano.
- ¡Mátenlo! ¡Maten a este anciano desgraciado! ¡Mátenlo! ¡Yo soy el rey! ¡yo decido que hacer, solo yo! ¡Mátenlo!

El emperador daba sus ultimas ordenes ya vuelto un manijo de nervios y desesperación, pero todos estaban indignados ante su maldad. Aun los cielos y sus aguas lo estaban. El temor y la cólera incitaron a los guardianes a atacar a Miyagui, pero justo antes de que desenvainaran las espadas en su contra, un rayo vibrante cayó desde las alturas sobre Miyagui, dejándolo petrificado. Después de ser el gran rey, fue convertido en una estatua, duro y frío como su malvado corazón.

El alboroto cesó, la lluvia se calmó, como un clamor al sosiego y la tranquilidad después del asombro y calamidad.

¡Arriba el rey Kuan Yi! ¡Arriba el rey Kuan Yi! Todos los guardianes entendieron que todo lo sucedido era una señal para que la vida de Kuan Yi y su abuelo fuera respetada y continuaran con el reinado.

Nunca antes el imperio habían tenido un rey tan joven, y nunca había gozado de tanta paz, sino hasta que Kuan Yi gobernó.

La estatua de Miyagui continuó en el palacio para que al verla todos reflexionaran y recapacitaran de sus malvados actos.
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1 comentarios:

On 17 de agosto de 2008, 22:01 , Noumi dijo...

Que hermoso blog...^_^
Me encanto esta redaccion. Volevere por mas :]

 
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