Historias Urbanas

Sábado por la noche, frase común y motivadora para cualquier ente con ganas de divertirse. Pero para otros es motivo de frustración cuando las condiciones de un sábado por la noche no son positivas y por una u otra razón la situación te obliga a quedarte conectado en el msn offline. A veces el destino suele ser impredecible y de un momento a otro aparece alguien que te hala del brazo y te lleva a volar con alas ajenas y hacer de tu sábado por la noche una experiencia excitante.

Empieza la noche, como todos los sábados de los últimos 9 meses, tirados en el mueble de la sala donde el tiempo se congela y las cosas son inmortales, los perros, los gatos, las tías, las conversaciones y los transeúntes, con acepción de los cigarros que son la única prueba de que el tiempo aun sigue corriendo porque las cajetillas al final están vacías.

En un punto del sábado por la noche una conversación nos lleva a la ilusa conclusión de que estamos mejor así, no estamos en la calle, estamos tranquilos disfrutando de una rica sangría casera que hizo estragos al día siguiente, que tenemos la oportunidad de hablar cosas constructivas y que era mejor así, porque cuando hacíamos un sábado por la noche tradicional ocurrían barbaridades al final de la noche.

Una llamada activa los censores de nicotina y alcohol, en menos de una hora estamos en la inauguración de una disco, cervezas en las manos, cigarrillos robados encendidos y carcajadas por doquier. Antiguos amores que te asedian toda la noche pero te agrada y miradas que te invitan a encuentros lujuriosos.

Así sin mas llegas a tu cama con todos los eventos de la noche en tu cabeza y con la convicción de volver a sentarte el siguiente sábado por la noche en la sala donde el tiempo se congela y contar una y otra vez los eventos de un sábado por la noche donde todo fue como era antes.