Después del reencuentro con Jolisea, Filo se fue a descansar a su palacio y mientras caminaba, por primera ves en mucho tiempo empezó a fijarse en su amada ciudad. No pudo dejar de admirar todos los rasgos que lo hacían enamorarse cada día más de ella.

La ciudad era pequeña, con sus muros principales tallados en marfil, con una arquitectura exquisita. Su entrada principal era de una delicada confección, el Rey podría pasar horas contemplando su entrada, con solo verla bastaba, no era necesario entrar a la ciudad para saber lo bella que era. De la parte interior de la entrada principal colgaban panales de abejas que destilaban la miel mas dulce, que curiosamente Filo no la había probado. Sus calles eran pequeñas paro delicadas, con una terminación perfecta, siempre en buen estado y limpias. En el centro de Jolisea descansaba un gran obelisco, regalo para el Rey Filo, dicho obelisco seria erguido el día en que terminara la guerra con Indecirius. Jolisea era una cuidad pequeña pero hermosa, su gente no eran muy estudiadas, pero eran hábiles con el comercio, sector principal que dinamizaban la economía de la ciudad.

Luego de contemplar toda la ciudad, el rey se sumergió en una noche sin luna, sin estrellas y sin sueños. Durmió profundamente en su palacio, con la esperanza de que la guerra terminaría y Jolisea seria vencedora.

A la mañana siguiente el Rey noto cierto alboroto y al detenerse en su gran bacón la ciudad mostraba señales de debilidad, Indecirius estaba atacando y Jolisea permanecía inmóvil, El enemigo había traído aliados consigo, tres inmensos dragones que lazaban llamas a su antojo en toda la ciudad. Todo lo bellos que había visto el Rey la noche anterior ahora estaba en llamas. Indecirius envió a los tres dragones a diferentes puntos de la ciudad.

Los dos primeros dragones, Marlow y Yefral atacaron los cimientos de la ciudad, destruyendo todos los edificios importantes de la misma, matando sin piedad a los niños que estaban refugiados en dichos edificios. Jolisea solo contemplaba inmóvil como las llamas de esos dragones consumían la inocencia, pureza y juventud de la ciudad.

La tercera dragón Solymia remetió fuertemente con su cola el palacio del Rey Filo, luego escupió poderosas ráfagas de acido que destruyó todos los archivos, recuerdos valiosos de la ciudad. Filo logro escapar gracias a una de sus ministros, Louise que clandestinamente lo estuvo ayudando en su viaje fuera de Jolisea.

Desde una colina en las afuera del siniestro El Rey Filo junto a la hermosa ministro y consejera Louise veían como se consumía la ciudad. Filo no podía soportar como su amada se consumía en las llamas malvadas del enemigo, en realidad también se consumía en su corazón para siempre y siempre lamentara no haberse atrevido a desafiar a las abejas y probar la deliciosa miel de las entradas de Jolisea.

Del gran siniestro solo pudieron escapar la corte del Rey, toda Jolisea pereció, no tuvieron el valor para tan siquiera correr junto a su rey. Filo seguía contemplando sin consuelo la desaparición de Jolisea. Uno a uno fueron llegando a la colina, tristes y abatidos, los ministros y consejeros de reino, todos permanecían callados viendo al rey destrozado y agotado por la gran lucha. Ellos sabían que durante casi tres décadas el Rey había luchado contra Indecirius, pero Jolisea no cooperaba en las batallas, prefería que el Rey las librara solo, la ciudad solo pensaba, - El Rey encontrara la solución y nos salvara- Sin embargo, Filo se canso de luchar solo y por eso emprendió aquel viaje. Ahora Jolisea ha desaparecido y un Rey esta sin trono.

Louise levanto al Rey, que estaba de rodillas mirando como las últimas llamas se consumían en su amada ciudad. Le consolaba destacando sus grandes cualidades y que en las ultimas décadas Jolisea lo había estancado, que exciten mas tierras por conquistar, que el es un gran estadista y fácilmente encontrara unas tierras mejores que Jolisea para hacer nacer un nuevo reino.

El Rey Filo levanto la mirada, seco sus lagrimas, se incorporo y contemplo por ultima vez las tierras donde alguna ves existió la legendaria ciudad Jolisea, donde el había vivido momentos de plenitud, alegría y grandeza. Donde vivió el sentimiento de sacrificio y entrega.

Filo no se arrepintió de nada de lo que había hecho por Jolisea, porque el amor es así. Todas las batallas libradas y ganadas para el bienestar de Jolisea lo llenaban de alegría y lo hacían sentir que algo le pertenecía. Todo lo que hizo no lo hizo por su ciudad, sino por el amor que sentía por ella.

Al dar la espalda a las cenizas de su Jolisea se dio cuenta que sus más fieles aliados estaban ahí y que sus miradas solo decían, - No vuelva a mirar hacia tras su majestad-, El Rey Filo levantó su espada y con una voz fuerte y motivadora dijo:

"Todos tenemos el derecho de empezar de nuevo. Esta no es la primera guerra que pierdo y se que no será la ultima, pero si les digo: Encontraremos nuevas tierras, con personas valientes y decididas, donde Indecirius no exista y si excite lo destruiremos en su primer intento de ataque. Ahora seguidme!! Que el camino no será fácil, pero si estemos seguros que nuestro reino renacerá. Ahora soy un rey sin trono ni palacio, paro sigo siendo el Rey Filo."

Quien esta conmigo!!??

Las voces de toda la corte estallaron en un solo grito de apoyo a su rey, sus ministros le tocaron el hombro y emprendieron el camino a tierras nuevas, con sus esperanzas puestas en su rey y su mirada en el horizonte.

FIN (eso espero...)
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